¿Recuerdas cuando tenías la inocencia y felicidad de un niño?

Más de 300 personas debatieron, el pasado mes de diciembre, sobre cómo hacer la ciudad más amigable para los niños y adolescentes en el marco de la jornada ‘El derecho de los niños a la ciudad. Mejoremos nuestro espacio público’, que se llevó a cabo en el Espacio Joven La Fontana, coorganizada por el Instituto Municipal de Educación de Barcelona (IMEB) y el Instituto Infancia y Adolescencia de Barcelona.

La jornada tenía por objetivo abrir un debate ciudadano sobre los retos y las mejoras necesarias en el espacio público para que Barcelona sea más apropiada para crecer y vivir la infancia y la adolescencia y, de rebote, para el resto de la ciudadanía. Una ciudad que responda a los derechos y necesidades de la infancia y la adolescencia y permita a los niños y adolescentes apropiarse nuevamente de sus calles y plazas, para jugar, para estar, para ser, para crecer. En este sentido, es especialmente relevante que la principal conclusión de la jornada fuera que una ciudad mejor para la infancia es una ciudad mejor para todo el mundo.

Si los niños son felices, los adultos también

La jornada puso de manifiesto que dar prioridad a los derechos y necesidades específicas de los niños supone abordar los grandes retos de ciudad, de forma que toda la ciudadanía saldría beneficiada. Es el caso, por ejemplo, de cuatro derechos reconocidos en la Convención de los Derechos de los Niños y que tienen mucha relación con el espacio público: el derecho a la salud, el derecho al juego y el tiempo libre, el derecho a participar y ser escuchados y el derecho al máximo desarrollo. Todos entroncan con retos importantes para la ciudad, como por ejemplo la contaminación y la movilidad sostenible, la necesidad de más tiempo y espacios comunitarios, la participación ciudadana y la autonomía y la seguridad personal, respectivamente.

Sin duda, hace décadas, antes de la revolución tecnológica de Internet y los teléfonos móviles, parece que vivíamos más contentos, con menos preocupaciones. ¿Cuáles serían los cambios necesarios para recuperar aquella felicidad?

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